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¿Has escuchado hablar del gato de la suerte japonés? Si deslizas el cursor de tu ratón hacia arriba, o simplemente levantas un poco la mirada, te encontrarás con un simpático gatito blanco que sonríe, la mascota de Go! Go! Nihon. Su nombre, Maneki neko (招き猫), no es ningún capricho. Está compuesto por un verbo, maneku (招く), invitar o atraer, que se adjetiva junto al sustantivo, neko (猫), gato, otorgándole un nuevo significado, gato que invita o atrae.
La leyenda del gato de la suerte japonés
Indagar en los orígenes de elementos icónicos tan extendidos en nuestro tiempo siempre supone serias dificultades para encontrar un punto de salida, pero en algunos grabados y pinturas del siglo XIX (1850), los gatos de la suerte ya aparecen junto a comerciantes, por lo que es fácil pensar que su creación es todavía más antigua.
Son muchas las leyendas que tratan de explicar este origen, pero probablemente la del templo Gotokuji (豪徳寺) en Tokio es la más extendida. Un grupo de seis samurais fueron sorprendidos por una tormenta mientras se encontraban de caza. Desesperados por encontrar refugio, vieron como una gata blanca con manchas negras y marrones les hacía señas con la pata, como indicando el camino hacía el templo donde se encontraba. El dueño del gato, un monje, acogió a los samurais, ofreciéndoles cobijo, té y dedicándoles sermones que calaron en el grupo. Uno de ellos, se presentó como Naotaka, señor de Hikone, y como señal de agradecimiento donó enormes campos de arroz y tierras de cultivo, trayendo prosperidad y riqueza a este modesto templo.
Cuando viajes a Japón verás que no existe un único diseño de gato de la suerte, te encontrarás con diferentes colores, formas, expresiones y finalidades, porque sí, este lindo gatito es, en definitiva, un amuleto y su poder varía según el modelo.
¿Cuales son sus características?
Todos los gatos de la suerte comparten una serie de características. La raza – bobtail japonés-, la pata que se levanta e invita a entrar -a la fortuna o a los clientes-, el collar con el cascabel que ahuyenta a los malos espíritus, y normalmente, una moneda de oro (koban, 小判) como símbolo de buena fortuna y riqueza.
El color más característico suele ser el blanco, asociado a la pureza, pero son bastante habituales también los gatos de la suerte, dorados, relacionados con el dinero y el éxito en los negocios, o el negro, que combate los malos augurios. Se dice que la combinación de colores que más suerte y fortuna trae a los viajeros es la tricolor o calicó, compuesta de blanco, negro y naranja, los colores más comunes de los gatos domésticos japoneses.
La creencia popular es que si el gato levanta la pata izquierda, atrae a los clientes, mientras si utiliza la pata derecha lo que invita es al dinero y la fortuna. Existe una versión menos frecuente que es la del gato que levanta ambas patas, quizás como medida de protección del hogar y establecimiento, pero que no suele ser del gusto de los japoneses, que consideran este gesto poco humilde.
¿Dónde podrás encontrar estos gatos?
Pues prácticamente en todas partes. Restaurantes, comercios, casas particulares, o en las administraciones de lotería niponas, algo que tiene, muchísimo sentido. Por supuesto, también están a la venta desde 100 yenes en los todo a cien (hyaku en shop 100円 ショップ), tiendas de souvenirs, o en grandes cadenas y superficies con versiones más modernas y kawaii si cabe. ¡Todo el mundo quiere hacerse con un gato de la suerte!